La laparoscopía ha revolucionado los procedimientos quirúrgicos en todo el mundo. Es una técnica que consiste en introducir una cámara o lente, a través de una pequeña incisión quirúrgica en cavidad abdominal o peritoneal.
Se trata de un procedimiento tan seguro como la cirugía tradicional abierta; pero existen diferencias que la hacen una mejor opción para muchos de los procedimientos quirúrgicos:
las incisiones tienen una dimensión de entre 5 y 12 mm, lo que permite una cicatrización casi imperceptible. Por ello suele llamársele “cirugía mínimamente invasiva”. Diferente a la cirugía abierta que recurre a una sola incisión tan grande como sea necesario.
Después de una cirugía laparoscópica, el paciente pueda irse a su casa en menos de 24 horas y que los dolores postoperatorios sean menores, así como el riesgo de infección y sangrado.
La reincorporación a la vida normal también es mucho más rápida, con una media de 7 días para reiniciar con las actividades habituales.